Huella de carbono/ Hace más de 100 años comenzó lo que ahora conocemos como la Revolución Industrial. De un momento a otro la actividad humana empezó a producir una gran cantidad de objetos en masa, perfectos para una población que iba aumentando exponencialmente.
A la par, la medicina mejoraba nuestras expectativas de vida, había más personas, se requería mayor productividad y las fábricas a vapor empezaron a verse con mejores ojos. Así fue como le dimos la bienvenida a la actividad comercial tan necesaria como contaminante para nuestro planeta.
Ahora en el siglo XXI finalmente estamos poniendo de nuestra para compensar lo que tomamos de la tierra, dándole más de vuelta. Pero esta acción requiere de planes y especialistas, hoy conocerás la llamada “Compensación de huella de carbono”.
Calculan nuestra afección/ Huella de carbono
Nuestra huella de carbono es el registro de lo mucho que afectamos al medio ambiente con nuestra mera existencia. Diferentes especialistas tuvieron la idea de dar números concretos a nuestra actividad,esta se mide en toneladas de CO2 y de hecho podemos hacer una medición aproximada de cuántas emitimos al año en la web de la ONU.
La idea de medir esto es poder trazar una estrategia adecuada para comenzar a compensar nuestra huella de carbono. Esta huella se mide en millones de Kilovatios por hora y, de acuerdo con diferentes analistas. 30 millones de toneladas de CO2 se ven compensadas por la generación de 30 millones de Kilovatios por ahora.
De esta manera, la compensación de la huella de carbono pasa principalmente por generar energía renovable a cambio de las emisiones. Eso sí, eso es solo una parte, ya que sí se pueden evitar emisiones innecesarias, provocando que nuestra compensación supere el CO2 emitido, pues mucho mejor.
De hecho, a nivel individual y humano, la idea es ser neutro en este aspecto. Si tu familia emite 10 toneladas de CO2 al año (un poco por encima del promedio mundial), deberías participar en actividades que compensen o contribuir de manera económica en proyectos que deriven en una compensación de al menos 10 Kilovatios por hora. De esta manera, serás nuestro, tu conteo estará en “cero” y puedes decir que no tu existencia no ha afectado negativamente a generaciones futuras.
Pasos a seguir
Estos planes se trazan de mano de algunas empresas e institutos, algunos son sin fines de lucro y otros cobran su servicio de acuerdo a la cantidad de toneladas de emisiones evitadas. La idea es que, en cualquier caso, disminuyas tus emisiones o la compensación en energía sea más alta que tus emisiones.
Al aceptar su asistencia, estarás mucho más cerca de ser neutral o de compensar con más de lo que emites. Normalmente el proceso pasa por primero calcular tu huella de carbono, este siempre será el primer paso para individuos, proyectos y organizaciones. Solo así se puede trazar una estrategia posterior.
Luego hay que determinar la inversión económica y las particulares del proyecto que quiere reducir sus emisiones. Algunas empresas pueden darse el lujo de buscar otro tipo de alimentos, importar menos materiales, contribuir menos a la deforestación o abandonar sus fuentes de energía para ir por otras más renovables. Todo depende del proyecto que tengamos en mano.
Luego viene la fase de la compensación, estos incluyen el apoyo a proyectos ya existentes de reforestación, publicidad y propaganda para diferentes propuestas e involucrarse directamente en los proyectos mencionados.
Algunos proyectos incluso tokenizan la compensación, por lo que pueden sacar otro tipo de rédito con sus actividades. Por cada tonelada de CO2 evitada se genera un token, o por cada cierta cantidad de Kilovatios compensados.
Al final, surgen una serie de sistemas que facilitan este proceso y que contribuyen a una mejor imagen para las empresas, generan empleo en distintas instituciones y mejoran la perspectiva del humano promedio respecto a su estancia en la tierra.